En un país donde torturar hasta la muerte a un animal es considerado un espectáculo “cultural” financiado con dinero público y defendido por la mayoría de los políticos y una buena parte de los llamados “intelectuales” ; en un país donde se infringen impunemente las (escasas y permisivas) normas que regulan los espectáculos “tradicionales” y festivos con animales; en un país donde sale gratis penalmente hablando el incumplimiento de las (escasas y permisivas) leyes (¿?) de protección animal; en un país donde se alienta y promueve la participación de los menores en múltiples actos de violencia con los animales, la caza incluida,…en un país donde ocurre todo eso, no es extraño encontrar casos como el que sigue...
Abel tiene doce años. Cursa Sexto de Primaria en un colegio público de A., localidad de unos 20.000 habitantes que vive de la agricultura, el turismo y, como tantos pueblos en la última década, del ladrillo. O sea: altos índices de paro y elevadas tasas de fracaso escolar…Abel sin embargo sabe mucho de maltrato animal.
Entre sus proezas se cuenta el haber tirado a dos cabras, una de ellas preñada, en una balsa de agua. Las cabras, a punto de ahogarse, fueron afortunadamente rescatadas por una voluntaria que trabaja con una protectora de animales. La misma voluntaria, vio a Abel rondando, apedreando y atando a dos perritos que la protectora, al no tener sitio en su refugio, cuidaba y estaba haciendo gestiones para dar en adopción. Los perritos han desaparecido, sin que se haya vuelto a saber de ellos. Los compañeros de clase cuentan que Abel les puso un petardo en el culo. La “fama” de Abel entre sus colegas es notable: el perro al que metió un palo por el culo hasta sacarlo por la boca, el gato al que partió en dos...Incluso la guardia civil tuvo que ir una vez a su casa porque había intentado matar unas gallinas de un vecino.
La última hazaña de Abel es haber apedreado a un pastor alemán abandonado al que iban a darle de comer las voluntarias de la protectora. El hecho de que una de estas voluntarias fuera profesora en el colegio donde Abel hace Sexto de Primaria, ha permitido su identificación. En el colegio se ha hablado con Abel y, tras negarlo todo, ha amenazado con matar al pastor alemán.
Las encargadas de la protectora tienen miedo de denunciarlo, pues, además de dudar que las autoridades hagan algo, temen las represalias del pequeño Abel envenenando a los perros que tienen acogidos.¿Es Abel un monstruo? Lamentablemente, no. Escenas como éstas, historias como la de Abel abundan en el medio rural español. Y no es de extrañar, en un país donde, etc, etc,…
La última hazaña de Abel es haber apedreado a un pastor alemán abandonado al que iban a darle de comer las voluntarias de la protectora. El hecho de que una de estas voluntarias fuera profesora en el colegio donde Abel hace Sexto de Primaria, ha permitido su identificación. En el colegio se ha hablado con Abel y, tras negarlo todo, ha amenazado con matar al pastor alemán.
Las encargadas de la protectora tienen miedo de denunciarlo, pues, además de dudar que las autoridades hagan algo, temen las represalias del pequeño Abel envenenando a los perros que tienen acogidos.¿Es Abel un monstruo? Lamentablemente, no. Escenas como éstas, historias como la de Abel abundan en el medio rural español. Y no es de extrañar, en un país donde, etc, etc,…
A instancias de las personas que llevan el caso, el nombre es ficticio para proteger al menor… Por desgracia los hechos son reales.