MATERIALES PARA UNA CRÍTICA DEL ZOO (II)

Una visita al zoo bien diferente es la que nos cuenta Heinrich Böll en esta pequeña fábula.

LEVANTAR EL VUELO, NO LO HAN LEVANTADO

¿Me preguntan ustedes por el más importante acontecimiento cultural y el más importante acontecimiento social del año? ¿Por qué tendrían que estar disociados ambos acontecimientos? ¿No son indisociables cultura y sociedad, sí, inseparables, del mismo modo que arte y sociedad están eternamente separados?

Para mí, el acontecimiento cultural, y al mismo tiempo social, más importante del año ha sido la visita que cada año hago en el zoo a mi amigo el búho nival.

Lo que me lleva a él, por así decirlo, a su corte –pues no siempre recibe y, desde hace ya tiempo, no a cualquiera-, lo que a él me lleva es que es tan bello, tan puro, tan salvaje, tan sabio. También es sabio, aunque de momento no puede hacer gran uso de su sabiduría: lo que se ha calculado como su mínimo existencial lo recibe a través de los barrotes.

¿De qué hablo con él?

¿De qué hablan los escritores con los búhos nivales? Naturalmente, del inagotable tema “forma y contenido”. Este año, el tema de nuestra conversación ha sido “forma y contenido de la libertad”.

Le pregunté al búho nival si no le habían ofrecido, como al pelícano y al cóndor, un terreno libre, sin barrotes. Me dijo que sí, que se lo habían ofrecido, pero que había dicho que no, que prefería la jaula.

Turbado, no respondí. Me sentía –como me sucede a menudo cuando hablo con este amigo puro, hermoso, sabio, salvaje- tenía la sensación de ser tonto.

¿No has visto – me preguntó- lo que ha pasado con el cóndor y el pelícano? Claro que sí –le dije- he visto cómo despliegan y agitan sus espléndidas alas, cómo extienden su majestuosa magnificencia.

¿Y has visto –me preguntó mi amigo el búho nival- has visto si han levantado el vuelo? No –le dije- el vuelo no lo han levantado.

¿Y por qué no, mi estúpido amigo? -dijo el búho nival- pueden agitar y mover las alas, pueden desplegar todo su esplendor, pero no pueden volar porque les han cortado las plumas remeras.

Por eso prefiero seguir en la jaula.

Un espacio libre significa: nada de barrotes, pero alas cortadas. Una jaula significa: barrotes, pero alas intactas.

Tan incapaces de levantar el vuelo son ellos como yo.

Título original: "Weggeflogen sind sie nicht"

Fuente: Das Heinrich Böll Lesebuch. DTV. München, 1982. (Página 296).

Publicado originalmente en Kölner Stadt-Anzeiger (24-12-1964)

Traducción: María Victoria Parrilla Rubio (a quien agradecemos además que nos haya dado a conocer la existencia de esta pequeña joya).


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