“ANIMALISTAS, VEGETARIANOS Y VEGANISTAS” (I)

A MODO DE PRESENTACIÓN DE UN DEBATE NECESARIO.

Los límites del animalismo y el animalismo de los límites.
El movimiento en defensa de los animales, a pesar de sus evidentes avances de las últimas décadas en el llamado mundo occidental civilizado, se enfrenta todavía en muchos países a importantes retos para mejorar las condiciones de vida (y muerte) de los animales (¿incluidos los humanos?). Pero también se enfrenta a un reto que con demasiada frecuencia se olvida o del que no somos conscientes, cuando no lo despreciamos por presuntamente innecesario. Me refiero al trabajo de clarificación teórica e ideológica. Este trabajo es tanto más necesario cuanto que, como generalmente se admite, la defensa de los animales, la compasión por ellos, etc supone un desafío a uno de los pilares ideológicos compartido por múltiples civilizaciones y culturas humanas: la barrera infranqueable que separa a los humanos del resto de los animales. En la cultura occidental la construcción y protección de esa barrera ha sido asumida no solo por la religión (cristiana, claro) sino también por la corriente filosófica dominante, desde Aristóteles, pasando por Descartes o Kant, hasta Heidegger y Levinas<!--[if !supportFootnotes]-->[1]<!--[endif]-->. El enemigo, por tanto, es fuerte y está bien pertrechado. Lo peor que puede ocurrirnos a quienes luchamos en defensa de los animales es valernos de muletas ideológicas poco sólidas: la peor de todas, el dogmatismo.
Ahora bien, ese trabajo de clarificación se expresa públicamente bajo la forma de debates y polémicas, a menudo muy agrias e incluso violentas, muchas de las cuales se transforman en conflictos entre sectores u organizaciones del llamado movimiento animalista.
Son muchos los temas que se discuten. Pero tal vez una de las áreas más calientes sea aquella donde los cambios pretendidos en las condiciones de vida de los animales (no humanos) entran en conflicto con las condiciones de vida que los humanos (también animales, al fin y al cabo) pretenden para si. En esta zona límite, al menos dos problemáticas se plantean: la medico-farmacológica y la alimentaria. No es casualidad que ambas tengan como última referencia el campo de la salud …humana: ¡con el biopoder hemos topado!<!--[if !supportFootnotes]-->[2]<!--[endif]-->.
Se trata de un tema complejo y de un campo minado en el que se juegan cuestiones importantes para la “humanidad” de la especie humana, y en el que se discuten las viejas cuestiones de la naturaleza humana y de sus necesidades, pero en un dispositivo de poder cuyo objeto es la vida misma de los seres (¿animales?) humanos. Precisamente por eso es necesario huir de simplificaciones y maximalismos dogmáticos, instrumentos predilectos de la (bio)política.

La “cuestión del veganismo”: salud humana y bienestar animal.
No podemos aspirar aquí a recorrer y explorar ese terreno. Pero, como profesionales de la enseñanza, debemos ser responsables y aspirar a una crítica racional sin caer en las consignas simplistas y en las falsas identidades. Queremos abrir una línea de debate y reflexión sobre esos temas. Para empezar hemos invitando a Luís Gilpérez, una de las personas más importantes y significativas de la lucha en defensa de los animales en nuestro país, a que exponga su posición en ese peligroso terreno fronterizo donde animalismo y alimentación humana entran en conflicto… ¿o no?. Respondiendo a la invitación, Luís nos ha sugerido publicar un artículo suyo que, aunque escrito en el verano de 2007, conserva todo su sentido en el tema que tratamos.
Pero la contribución de Luís es tanto más oportuna por cuanto algunos párrafos del “Manifiesto por una educación y una enseñanza animalista” y algunas de las “Propuestas para una educación y una enseñanza animalista” han suscitado en algunos miembros, colaboradores y amigos de la PAD una cierta sospecha de “veganismo” o de que, desde la la PAD, estaríamos fomentando las práctica vegetarianas (“ese estilo de vida”, como la llama una buena amiga). Esto nos plantea dos cuestiones. La primera, a nivel individual: hasta qué punto es significativo (o no) lo que cada uno coma (o vista). La segunda, a nivel colectivo: la posición que ocupa cada organización “animalista” en el campo de la política “animalista”.
Aunque supongo que se aceptará que ser vegetariano es algo de lo que nadie tiene que avergonzarse, es un hecho cierto que muchos vegetarianos (“veganos” o no, “veganistas” o no) se sienten molestos por tener que justificar su forma de alimentarse. El dramatismo con que muchas familias han vivido y viven el rechazo de la carne por parte de alguno de sus miembros (sobre todo si son niños), es algo muy notable. En todo caso, creo que esas sospechas y la necesidad que algunas personas sienten de desmarcarse o pedir explicaciones, son un síntoma del rechazo – a veces disfrazado de “simpatía” y “curiosidad”- que suscitan las prácticas vegetarianas, no solo el “veganismo”. Y esto es algo profundamente asentado en el imaginario colectivo y aún en la cultura occidental. Actualmente además, esta posición tradicional frente a los vegetarianos (y el “veganismo”) está apuntalada por la biopolítica que hace de “la gestión de la salud” la forma predilecta de la política (entendida como control y gestión de las poblaciones humanas). En palabras de Foucault: “lo biológico se refleja en lo político; el hecho de vivir… pasa en parte al campo de control del saber y de las intervenciones del poder…la biopolítica hace entrar a la vida y a sus mecanismos en el dominio de los cálculos explícitos y convierte al poder-saber en un agente de transformación de la vida humana;…el hombre moderno es un animal en cuya política está puesta en entredicho su vida de ser viviente<!--[if !supportFootnotes]-->[3]<!--[endif]-->
Con esto creo que basta (aunque seguramente sobre…) para dar sentido al oportuno artículo de Luís Gilpérez que publicaremos en breve….

Eduardo García Rodríguez (miembro de la P.A.D)
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<!--[if !supportFootnotes]-->[1]<!--[endif]--> Ver Derrida, Jacque: “El animal que luego estoy si(gui)endo”. Editorial Trotta. Madrid.2008; también Agamben, Giorgio: “Lo abierto. El hombre y el animal”. Editorial Pre-Textos. Valencia.2005
<!--[if !supportFootnotes]-->[2]<!--[endif]--> Ver Foucault, Michel: “La historia de la sexualidad. 1.La voluntad de saber” . Siglo XXI. Madrid. 1987. Del mismo autor: “Nacimiento de la biopolítica. Curso del Collège de France (1978-79)”. Editorial Akal. Madrid. 2009. Y también Agamben, Giorgio: “Homo sacer. El poder soberano y la nuda vida”. Editorial Pre-Textos. Valencia. 1998.
<!--[if !supportFootnotes]-->[3]<!--[endif]--> Foucault, Michel: “La historia de la sexualidad. 1.La voluntad de saber .”(página 173)

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